“Héroe de la patria que demostró que los valores se encarnan en los hombres y esos hombres son grandes por encarnar esos valores.”
Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano fue una de las figuras clave de la independencia argentina, no solo por su rol militar y político, sino también por su profunda formación jurídica y pensamiento reformista. Nació en Buenos Aires en 1770, en una familia acomodada, y se formó en Derecho en las universidades de Salamanca y Valladolid, en España, donde asimiló las ideas de la Ilustración y el reformismo borbónico.
Desde su regreso al Río de la Plata, se desempeñó como secretario del Consulado de Comercio de Buenos Aires desde su creación en 1794. Desde ese cargo, impulsó medidas para fomentar el desarrollo económico, afirmaba que “todas las naciones cultas se esmeran en que sus materias primas no salgan de sus Estados a manufacturarse, ya que ello era generar trabajo en otras naciones y no en la propia”. Sus memorias anuales muestran su preocupación por la equidad en la distribución de la riqueza y la educación como motor de desarrollo.
Belgrano creía firmemente que las leyes debían estar al servicio del pueblo y que el gobierno debía garantizar la justicia, la educación y la igualdad de derechos. Fue un crítico de las estructuras coloniales y defendió la soberanía del pueblo como base del poder político. Abogó por un sistema legal que promoviera la dignidad humana y el desarrollo nacional, anticipando principios que luego serían pilares del constitucionalismo moderno.
Durante el proceso revolucionario iniciado en 1810, Belgrano participó activamente como miembro de la Primera Junta y luego como militar, pero nunca dejó de lado su formación jurídica. En sus escritos y proclamas, puede verse su intención de fundar un orden político basado en el estado de derecho, el respeto a la legalidad, y el progreso de la sociedad civil.
Murió en Buenos Aires el 20 de junio de 1820, en la pobreza, pero dejó un legado que excede su papel como creador de la bandera: fue un pensador ilustrado, un reformista social y un jurista que imaginó una nación fundada en la ley, la educación y la justicia. Afirmaba en sus escritos: «Sin educación no hay libertad posible, y sin leyes no hay educación duradera.»